Alina Ivanov nació el 25 de septiembre de 1983 en Rumanía. Desde su más tierna infancia se sintió diferente, atrapada entre creencias y sentimientos mágicos, y encontrando siempre posibilidades ocultas a primera vista, sombras más allá de las sombras. Deshaciendo cada hilo en dos, luego en cuatro, hasta encontrar infinitas posibilidades y diferentes respuestas a sus preguntas, conseguía saciar su alma gracias a estos hallazgos. Su sorpresa fue mayúscula, cuando en los años que siguieron a la trágica pérdida de un pilar de su vida, descubrió que este don, la detección de sensaciones poco cotidianas, se convertiría en su propia tabla de salvación y también en la de otras muchas otras personas.
Animada por la fuerza y coraje que recibe, grita:
¡Somos inmortales!
La ausencia es sabiduría. Nada termina aquí, sino que continúa en la eternidad.