Andrés Manjón (Sargentes, 1846 — Granada, 1923) con poco más de cuarenta años, ya residente en Granada y ejerciendo como catedrático en la Facultad de Derecho y sacerdote recién ordenado desde 1886, crea las Escuelas del Ave María en 1889 y, de entonces a hoy, cuando se cumple el centenario de su muerte, el propósito avemariano ha ido desarrollándose con la creación de diferentes centros educativos donde distintas generaciones de docentes se han esforzado por perpetuar su legado: una pedagogía que reivindica la escuela activa y gratuita en la que los protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje son los propios alumnos.
En este contexto surge este libro-homenaje de poemas de autores diversos, ciento tres poetas (un centenar, como los años que se cumplen de su desaparición, más los tres editores del volumen) que vienen a insistir una vez más en la importancia de la educación encarnada en las figuras del niño/a y del maestro.