El joven ingeniero Carlos Oreno evoca desde su siguiente destino en Oslo los años de estancia en Mondragón-Arrasate. Han transcurrido unos meses desde la llegada a la capital noruega y la noticia de la absolución del asesino de Isaías Carrasco lo sume en un estado de pesadumbre y rabia que contrasta con la alegría de la inminente llegada de Andrea.
Los primeros momentos de melancolía y confusión en Mondragón, una tierra alejada de su vida en el sur de España, plagados de los prejuicios y recelos del relato terrorista de ETA y la agitación de la kale borroka, se verán compensados con su relación con Andrea y la amistad con el viejo Arriola, quien le servirá de conexión con aquella tierra.
Askatu transcurre en el periodo que va desde los últimos atentados ETA y el cese de la lucha armada hasta los intentos de cerrar las heridas con la aparición de los arrepentidos y el proceso de normalización de la convivencia.
Antonio Lara Ramos nos introduce en esa otra visión de Euskadi alentada por aquellos prejuicios alimentados por el azote del terrorismo durante cuarenta años.