Leer este libro se parece a transitar unas calles que, al pasar por ellas, nos dejan siempre la sensación de haber estado allí antes. Pero algo ha cambiado desde la última vez, sin que sepamos muy bien de qué se trata. Así son los poemas que nos encontramos en esta Ciudad laberinto. Nos dejan, aunque jamás los hubiéramos leído antes, la sensación de haber estado ya en ellos, de haber experimentado en algún momento por determinar ese vértigo de no saber si podremos salir indemnes. […] Este libro de Víctor Jiménez nos invita a convertirnos en flâneurs, nunca en simples mirones asimilados a una multitud que hoy está en las más laberínticas, si cabe, avenidas del ciberespacio, a salir a la calle con los ojos abiertos, a caminar sin prisa y a observar como una forma de resistencia ante el fuego de artificio con el que se nos muestra una realidad que creemos entender en nuestra ceguera blanca.

Daniel Rodríguez Moya