Guillermo y Pablo tienen siete años y están muy unidos. Pablo transita por un mundo que no le ofrece seguridad y es víctima de la tormentosa relación entre sus padres que, inmersos en su conflicto íntimo, han olvidado cubrir las necesidades afectivas de su hijo. Guillermo, en cambio, vive en un hogar cuya entrañable armonía se desmorona tras quedar los padres en paro y, finalmente, ser víctimas de un desahucio.
Las tribulaciones de los adultos y la información sobre lo que ocurre, que solo les llega de forma fragmentaria e incomprensible, obliga a los niños a rellenar los huecos mediante la fantasía. En ocasiones, lo que imaginan es mucho peor que la realidad, pero se aferran a ello como única manera de interpretar el mundo que los rodea.
Lo malo de ser niño o niña no es tener menos estatura, ni tener que comer lo que los mayores deciden, ni fingir no enterarse de lo que hablan quienes tienen más edad. Lo malo es no poder decir lo que se piensa por desconocer las palabras para expresarse con propiedad.
El laberinto de Peter Pan es una novela conmovedora sobre la indefensión de la infancia ante un mundo adulto brutalmente golpeado por la crisis económica que azota a nuestro país.