Antonio J. Caballero recibe la herencia de la nieve porque sabe que la poesía llena la vida de preguntas. La vida que somos cada uno de nosotros es una casa en la que el paso de los días apaga lo que nunca quiso abandonarse. ¿Quién soy yo? ¿Quién he sido y seré? Las respuestas buscan palabras que poco a poco se pierden como la luz del atardecer. Pero nosotros las seguimos por dentro, vamos con ellas detrás de cada puerta cerrada, mientras nos contamos lo sucedido. Las preguntas de la poesía son una forma de regreso, y los poemas de Antonio J. Caballero componen un refugio para convivir con lo desaparecido que está en nosotros y conforma nuestros nombres. Las batallas del corazón entablan conversaciones con la infancia, las fechas, el agua, el frío, la biblioteca, la verdad de un padre y una madre. Y sus copos de nieve caen sobre la tierra con una chimenea para calentar la casa.

Luis García Montero

Antonio J. Caballero nunca ha tenido prisa en sacar a la luz estos poemas que ha llevado tan adentro durante tantos años. Para no traicionar la fragilidad de los recuerdos en el presente, los ha puesto todos cuidadosamente en el paño de un verso, enseñándonos la importancia de cada gesto humilde de una existencia formidable.

Fernando Jaén