Un caso de prostitución de jóvenes tuteladas en casas de acogida en Madrid pone en alerta al inspector Peña, que tendrá que viajar desde Granada hasta su ciudad natal ante la sospecha de la implicación directa de los Salvajes en el suceso. La investigación en la capital le llevará a enfrentarse a la realidad de la que estos criminales sacan provecho: la trata de mujeres, el tráfico de drogas, la corrupción de menores, la esclavitud sexual y, además, el control de la información y de los medios.
Una historia que continúa la línea de El único camino, con un ritmo frenético que no nos da ni un respiro y que nos permite acompañar a Mónico Peña, Vázquez e Ilsa en su incesante lucha contra la cara más oscura del sistema.
El reflejo de la realidad es, en muchas ocasiones, insuficiente para mostrar toda la crueldad, la violencia y la maldad que la realidad encierra, pero es el punto de partida y de inspiración de esta saga, cuya pretensión es provocar el análisis y la reflexión sobre el mundo en el que vivimos.