María Arnedo nació antes de los 60 en un pueblo muy pequeño. Desde chiquitita le gustaba llevar la contraria y tuvo la suerte de nacer en una casa donde se lo permitieron.

Su familia buscó trabajo lejos de aquel pueblo, aunque no llegó a sentirse charnega. Antes de volver a Granada se metió en política, estudió magisterio, trabajó, soñó otro futuro. Como ha vivido en más de cuatro lugares ha podido crecer sin demasiadas ataduras. Incluso tener pareja y tener descendencia. También aprendió más de una lengua y piensa, sin darse cuenta, en modo bilingüe.

Ha trabajado siempre en la escuela pública y lo ha vivido como una aventura en la que aprendió tanto o más que enseñaba. Sentirse parte de un equipo te hace más fuerte.

Pone el feminismo en el centro de su vida. Piensa que, si nos lo proponemos, haremos del mundo un lugar mejor. Y lucha para que nadie se quede sin disfrutarlo.