Verónica Guinea

Verónica Guinea nunca vuelve a Granada, porque nunca se fue. Allí nació a los 18 años (como dijo otro granadino de adopción), tras ver la luz en Vitoria en 1979. Tiene mucho sentido que, unos años después, estos textos nazcan también allí de la mano de Esdrújula (Verónica Estíbaliz es un nombre digno de pertenecer al catálogo de una editorial llamada así).
Su vida gira en torno al lenguaje y a las lenguas; las palabras la moldean. Escribe por necesidad, traduce por vocación y enseña por voluntad.
Aún no ha encontrado su lugar definitivo (tampoco sabe si quiere). Ahora vive en Madrid.
Tiene un Aleph residiendo en ella, que contiene todas sus edades, y a todas las personas y sitios que ha amado. Hay sitio para más (para todo).
No tiene intención de dejar de aprender.
Algún día tendrá un perro. Ahora tiene una gata.
Habla con Dios por las mañanas.
Aún sale de marcha.
Le emocionan los gestos generosos de una buena persona (y los aplausos, más que la canción).
No sabe qué es la poesía. Tampoco le parece importante. Probablemente es cierto que eres tú.